lunes, 15 de febrero de 2010

UN DÍA CON BURKA

Al fin llegó el día, el martes pasado algunas compañeras de mi clase y yo pasamos el día con el burka, como ya sabéis y para quien no lo sepa el burka es la vestimenta de las mujeres afganas consiste en un trozo de tela desde la cabeza a los pies con una rejilla en los ojos para poder ver, aunque os dogo yo que es muy difícil ver por ella. Nosotras pasamos solo seis horas con él pero esas mujeres tienen que llevarlo todos los días cuando salgan a la calle, en el caso de que no lo llevasen puesto si las ven pueden ser castigadas duramente. A parte de llevar el burka tuvimos que ir acompañadas por un chico todo el día porque en Afganistán las mujeres no pueden salir a la calle sin ir acompañadas de un varón ya sea con su propio hijo de tres años, ambas reglas las tienen que cumplir no por su religión sino por el régimen de los talibanes que son los que hoy en día tienen el poder en gran parte del país de Afganistán.
Ahora os voy a contar mi experiencia con el burka:
Entramos en la clase de proyecto integrado un poco antes de que tocara el timbre de primera hora para vestirnos todas juntas y salir de allí acompañadas de nuestros respectivos acompañantes, allí se respiraba un ambiente de nerviosismo ya que no sabíamos como reaccionaría la gente al vernos a todas con esa vestimenta y tampoco sabíamos como se vive un día bajo esa prenda desconocida tiempo atrás por nosotros.
Cuando todas teníamos puesto los burkas salimos de la clase, en ese momento todas las miradas de las personas allí presentes de fijaron en nosotros, cada uno de nuestro acompañantes repartían lenguas traperas donde se explicaba el porque íbamos así vestidas, también en esas lenguas traperas había un pequeño fragmento del libro “Un burka por amor” de Reyes Monforte, un libro que nosotros habíamos leído.
Entramos en clase de lengua la cual nos tocaba a primera hora, allí podíamos quitarnos o mejor dicho destaparnos la cara y así poder respirar mejor, porque incluso me atrevo a decir que dentro debajo de esa “tela de cautiverio” (que eso es lo que el burka es para mí), no se podía respirar con normalidad.
Llegó segunda hora la cual la teníamos libre entonces una profesora nos dijo que porque no íbamos explicando lo que estábamos haciendo por las clases y así decidimos de ir de clase en clase para explicar lo que estábamos haciendo, aunque habíamos repartido lenguas traperas habían gente que no las leían e inclusotas tiraban, a mi me pasó una cosa y es que cuando mi compañero que ese día me acompañaba fue a darle una lengua trapera a un alumno este la cogió pero cuando me fui a darme la vuelta este había hecho una bola con la hoja y me la tiró por la cabeza, en ese momento me entró ganas de darme la vuelta y decirle unas cuantas cosas a ese chico pero pensé, hoy soy una mujer afgana y no puedo hablar en público y mucho menos contestarle a nadie y mucho menos a un hombre (aunque en este caso era un niño), me costó pero agaché mi cabeza y me fui, a mí fue una simple bola de papel lo que me tiraron pero a esa mujeres le tiran e incluso hasta piedras y ni siquiera pueden levantar la cabeza ya que por ese simple gesto puede empeorar las cosas.
Después de esto fuimos de clase en clase donde en cada una de ellas un compañero explicaba un poco el tema y contestaba a preguntas que pudieran hacerles aunque ninguna clase preguntó nada y nosotras sin poder hablar nos poníamos todas juntas en un lado de la clase para que pudiesen ver bien el burka, casi todas las clases se portaron bien con nosotros, no se reían, permanecían callados durante la explicación, etc. Pero el casi es porque hubo una clase donde un chico hizo un comentario que a mí me sacó de mis casillas pero donde una vez mas me metí en el papel de una mujer afgana y me callé, cuando el compañero que explicaba dijo que las mujeres no podían salir a la calle solas, que debían de ser acompañadas de un varón ya fuese un niño de tres años este chico dijo estas palabras:” que no salgan, que se jodan” esas palabras las dijo con un tono de discriminación como si las mujeres fuésemos inferiores a los hombre pues desde aquí le digo a ese chico que haber si a él le gustaría que de buenas a primeras llegasen a su casa unos señores preguntándoles por su madre y que esta esté sola por la calle y por eso la matasen haber si con esto seguiría pensando lo mismo, pues hay muchos hombres por todo el mundo que se creen los dueños de sus parejas a ver si se enteran de una vez que nadie es de nadie y nadie es superior a nadie .
Y ya aquí acabo, ese día con burka ha sido una experiencia que jamás olvidaré, aunque solo haya sido por seis horas he sabido lo que se siente debajo de ese trozo de tela, porque aunque para las personas de Afganistán sea una vestimenta sagrada, para mi no es más que un trozo de tela que priva de toda liberta a la mujer, dejándola por debajo de los hombres.
Desde aquí quiero darle las gracias a nuestro profesor Miguel Roa porque sin él ninguna de nosotras hoy sabría lo que se siente ser una mujer afgana por un día.

Hasta pronto.

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